A OSCURAS / Halil Bárcena + Laura Borràs Dalmau
Cuando se trata de libros para reflexionar junto a los pequeños y jóvenes de la casa, está bien tener alguno de los libros de Akiara Books en mente: aparte de su buen gusto en la selección de contenidos e ilustradores que publican, las magníficas guías de lectura que incluyen tras cada cuento nos ayudan, no solo a descubrir curiosidades, sino, sobre todo, a profundizar en el significado de lo que acabamos de leer y valorarlo mucho más.
En este caso, Halil Bárcena, especialista en la cultura sufí, ha recurrido a la versión hecha por el poeta sufí Rūmī de una popular leyenda ambientada en un pueblo de Oriente al que llega un circo.
El misterio acerca del espectáculo estrella es tal que cinco de los vecinos se deciden a explorar por ellos mismos antes de que el espectáculo tenga lugar. Como está muy oscuro, cada uno da una versión muy distinta de lo que ha podido palpar y no se deja convencer por los demás. Los lectores no podemos más que intentar figurarnos de qué puede tratarse con las pistas que nos dan.
El añil y los tonos burdeos, tierra y mostaza elegidos por Laura Borràs Dalmau y sus preciosas ilustraciones tan cargadas de textura como de personalidad, nos hacen partícipes de la exploración…
El camino hasta resolver la incógnita final nos mantiene muy intrigados pero, lo más importante es que una vez acabada la lectura, nos detengamos a cuestionar qué ocurrió la noche en la que cada uno de los impacientes vecinos quiso imponer su criterio sobre lo que el circo tenía allí escondido.
Un libro que constituye una poética metáfora con la que consigue hacernos partícipes del fallido viaje de una familia en pos de la libertad.
La narradora es la propia autora: Henriqueta Cristina, que, cuando contaba 8 años dejó su Portugal natal junto a su familia. Atrás dejaban el sol, su lengua materna y su hogar, pero también un país bajo la larga dictadura de Salazar y Caetano en el que eran muchos los niños que no podían asistir a la escuela.
Su destino final fue la Checoslovaquia comunista, un país en el que tenían grandes esperanzas. Ciertamente, aquí todos los niños iban a la escuela y Henriqueta y sus hermanos no tardaron en aprender el idioma local, pero también es cierto que la gente que encontraron no gozaba de las libertades que ellos ansiaban al abandonar su tierra de origen.
Su país de acogida era gris. No solo porque allí no brillaba tanto el sol, sino porque todo estaba uniformado y la gente apenas hablaba.
Los lectores más jóvenes pueden comprender el incierto viaje al que expone el exilio a través de la mirada de una niña capaz de recordar las palabras más repetidas en casa o los diferentes estados de ánimo, las preocupaciones y esperanzas que podía percibir en las caras de sus padres.
Pero también pueden apreciar la capacidad de los pequeños actos para mejorar el mundo que nos rodea en la acción que desarrolla su madre: un día, deshizo los jerseys y, con la lana, tejió prendas nuevas formando grecas y nuevos dibujos. Con el tiempo, el parque se llenó de madres tejiendo nuevos diseños. Seguía habiendo solo tres colores pero ahora, cada persona vestía un jersey diferente.
La ilustradora Yara Kono consigue transmitirnos el ambiente, los estados de ánimo y trasladarnos al ambiente de la década de los sesenta en que transcurre la historia a través de sus trazos sencillos, sus tramas, la limitación de colores y las estudiadas composiciones.


He acabado embarcada en un viaje que me ha hecho ponerme en la piel de esa familia, imaginarme teniendo que salir corriendo en la oscuridad con mis hijos dejándolo todo atrás… se me han olvidado el país de procedencia o el de destino, se me han olvidado las frías noticias hablando de refugiados y emigrantes… he imaginado esa huida esquivando fronteras, aferrándome a ciegas a una esperanza tambaleante.Para los niños, cuenta la historia de un viaje involuntario pero lleno de esperanza en busca de un país donde no ocurra lo que ocurrió en el suyo. Para los mayores, (padres o no) sus preciosas ilustraciones están cargadas de metáforas visuales en las que naufragar y detenerse a reflexionar. -No es casualidad que la mano que les «ayuda» a cruzar la frontera sea negra y no nos dé mucha confianza-.

Puestos a soñar, quizá unos niños que crecen comparando las migraciones humanas con las de los pájaros, que no saben de fronteras, sean capaces de construir un mundo más solidario.