Fue el creador de La ciudad de los niños, Francesco Tonucci, quien me puso sobre la pista de Don Milani cuando lo nombró entre quienes ejercieron una gran influencia sobre él: «Don Milani es, para mí fue lo que me convirtió a la educación. Fue un cura de Florencia, que desarrolló una experiencia que para nosotros en el 68′ fue muy importante, escribió el libro que me cambió la vida. El libro se llama “Carta a una maestra” y se funda sobre la tesis de que la escuela no puede suspender a un estudiante. No puede suspender, no es su papel. Y lo que dice muchas veces, es que la escuela es como un hospital, que cura solo a los sanos y rechaza a los enfermos. Que me parece una expresión muy fuerte y muy correcta. Porque repito, los últimos, normalmente, a la escuela no le interesan, no tiene la capacidad.»
En efecto, Carta a una maestra –escrito por ocho alumnos de don Milani- es un libro revolucionario en el sentido más literal de la palabra: sacude nuestras consciencias planteando que «no hay mayor injusticia que tratar con justicia a los que son desiguales. Necesitamos una escuela mejor para los que parten de una situación de desventaja en su entorno familiar, no igual para todos”
“Don Milani”, nacido en Florencia en 1923, fue un sacerdote independiente quizá fue por eso que acabó destinado en una parroquia escondida entre las montañas. En Barbiana ejerció de maestro promoviendo un método pedagógico poco ortodoxo en favor de aquellos que a menudo solían escuchar aquello de «éste no vale para estudiar». Él «trataba al que menos sabía como ustedes tratan al que más sabe».
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